sábado, 30 de octubre de 2010

Escalando mi Everest

Un viento del este, una parte del ayer, cargan sus pistolas, disparan apuntando al corazón, sin prorrogas ni testigos , sin lagrimas ni sonrisas, ni siquiera palabras, tintas de anochecer y humos con dolor, palpitos que saturan el hielo, desconfianza, una vez más, en todo y en todos, taquicardias de vaiven, obturando el instante entre fronteras y silencios con estruendos.... el preludio de la tormenta avecina desdichas y despedidas finales

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