viernes, 22 de abril de 2011

Sinfonia del silencio que grita.

Hay duendes que bajan desde lo alto de las nubes
y al contacto con el suelo explotan en mil gotas sucias,
arrastran a la basura que hay no solo en la ciudad
otra que se acumula en esas almas atormentadas
llenas de horarios de oficina...
Para sufrir con uno
que extraña tan bien que a veces duele
entonces el dinero se convierte en un estigma..
como ese de los poetas
que se enamoran de otra mujer en cada poema escrito.

Así es que la ciudad se humedece
y abundan el tropezar o levantarse
las tensiones y los abrazos aleatorios.

Ante tal esclavitud
soy como una gota que mira al parabrisas,
que resbala sin fin..
y piensa en la soledad de los semáforos,
en el hambre del hambre
y su microclima saturado de nostalgia.

Y mientras tanto.. el suelo se vuelve a humedecer..

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